El Barça supo sufrir como nunca para meterse en una nueva final de la Copa del Rey. Lo hizo tras empatar 1-1 con el Atletico de Madrid, pero lo superó con gglobal de 3-2 por el resultado de ida.
Por Miguel Gámez
Por Miguel Gámez
Fue un partido en el que hubo de todo, donde la pasión y la emoción se impusieron al fútbol. No faltó tampoco la polémica, con expulsados, goles anulados y un penalti errado que hicieron peligrar durante muchos momentos el pase a la final del próximo 27 de mayo.
Simeone no escatimó recursos y muy a su estilo, acorraló al Barcelona que supo abrir la brecha para encontrar la ventaja en el marcador. Tras una gran jugada individual de Messi, el astro argentino sacó un disparo que fue rechazado por el guardameta, pero el olfato goleador de Luis Suárez hizo que éste estuviera en el lugar correcto para solo empujarla y convertir el primero.
Esa igualdad de fuerzas supuso una bocanada de aire fresco para los azulgranas. Pese a ello, el dominio siguió en manos del Atlético. Sólo un travesaño de libre directo de Messi y un gol anulado a Suárez fue lo más peligroso en el segundo tiempo.
Se le hizo muy largo el tramo final al Barça, sobre todo cuando Gameiro, que había errado un penalti instantes antes, alteró el ritmo cardíaco del barcelonismo en los últimos minutos con el empate; Griezmann sirvió en pared a Gameiro para que solitario marcara el empate.
El Atlético encogió más al Barça pero no encontró el premio del segundo gol que hubiera forzado la prórroga. Una situación que hubiera sido muy peliaguda para los azulgranas por otra expulsión, en este caso injusta de Suárez que también le hará perderse la final, quizá la baja mas sensible, aparte de Sergi Roberto, para la gran final.
Simeone no escatimó recursos y muy a su estilo, acorraló al Barcelona que supo abrir la brecha para encontrar la ventaja en el marcador. Tras una gran jugada individual de Messi, el astro argentino sacó un disparo que fue rechazado por el guardameta, pero el olfato goleador de Luis Suárez hizo que éste estuviera en el lugar correcto para solo empujarla y convertir el primero.
Esa igualdad de fuerzas supuso una bocanada de aire fresco para los azulgranas. Pese a ello, el dominio siguió en manos del Atlético. Sólo un travesaño de libre directo de Messi y un gol anulado a Suárez fue lo más peligroso en el segundo tiempo.
Se le hizo muy largo el tramo final al Barça, sobre todo cuando Gameiro, que había errado un penalti instantes antes, alteró el ritmo cardíaco del barcelonismo en los últimos minutos con el empate; Griezmann sirvió en pared a Gameiro para que solitario marcara el empate.
El Atlético encogió más al Barça pero no encontró el premio del segundo gol que hubiera forzado la prórroga. Una situación que hubiera sido muy peliaguda para los azulgranas por otra expulsión, en este caso injusta de Suárez que también le hará perderse la final, quizá la baja mas sensible, aparte de Sergi Roberto, para la gran final.