EFE - Bosnia-Herzegovina puso hoy fin a su primera aventura mundialista con una victoria sobre Irán por 3-1, la única en sus tres partidos en el grupo F, pero se quedó con un mal sabor de boca ya que dos de sus referentes, Edin Dzeko y Miralem Pjanic, se acordaron de anotar goles el día de la despedida.
Cuando todo parecía concluido, en apenas un minuto, los 48.011 asistentes al estadio Fonte Nova vivió dos ráfagas de emoción. Reza Ghoochannejad descontó a los 82 minutos pero la alegría de Irán duró sesenta segundos con el tanto de Avdija Vrsajevic.
La selección de Irán había llegado a su última cita en Salvador dispuesta a hacer el partido de su vida para llevarse los tres puntos y esperar la ayuda de Argentina en el partido que a la misma hora jugaba con Nigeria.
La Albiceleste hizo sus deberes pero los Príncipes Persas se quedaron en puro deseo frente al equipo Dragón.
La historia no pesó esta vez del lado de los iraníes, que en cinco encuentros pasados con los bosnios habían ganado cuatro partidos y empatado el otro.
Dzeko puso en ventaja a Bosnia a los 23 minutos con un remate a distancia que entró pegado a la cepa del vertical izquierdo sin dar opciones para la reacción a Haghighi.
El tanto del jugador del Manchester City pareció la respuesta contundente al seleccionador Safet Susic, que la víspera se planteó dejarle en el banquillo.
Pero aun así, Dzeko se fue debiendo fútbol y goles del Mundial que bien le hubieran venido al equipo del único país que debutaba en el torneo. Y cuando más presionaban los Príncipes Persas, Pjanic apareció para poner la guinda a los 59 minutos, aunque la posición del centrocampista del Roma al momento de rematar, muy justa, sugiere que estaba en fuera de lugar.
La intensidad del juego, dramático por la necesidad de Irán de ganar para alcanzar la clasificación a los octavos y el compromiso de los Dragones de no partir en blanco, trabó las acciones en los primeros minutos pero después, con el primer gol, se hizo de ida y vuelta.
Por estas mismas condiciones, un auténtico choque de trenes se produjo entre Susic y Besic en la mitad de la cancha, la zona donde se buscaba el control del balón.
Ambos centrocampistas quedaron regados por el césped, lo que provocó alarma en el banquillo del técnico Safet Susic. Con la ventaja de Bosnia, la réplica de Irán no se hizo esperar.
Masoud estrelló el balón en el horizontal. Los pupilos del portugués Carlos Queiroz mantuvieron el pie en el fondo del acelerador y a los 27 minutos Reza estrelló el brazuca, otra vez en el larguero ante el espanto de Begovic.
En la siguiente descolgada, el portero mostró temple al atravesarse a tiempo para neutralizar un avance, aunque la maniobra ya estaba viciada por fuera de lugar.
La superioridad bosnia desalentó a los iraníes hasta que a los 82 minutos apareció Ghoochannejad para estremecer la red.
Fue una ilusión de un minuto pues Vrsajevic apagó cualquier nuevo intento de rebelión y Bosnia, tarde comprendió que pudo haber acompañado en octavos a Argentina con más méritos que los reunidos hoy por Nigeria.
La selección de Irán había llegado a su última cita en Salvador dispuesta a hacer el partido de su vida para llevarse los tres puntos y esperar la ayuda de Argentina en el partido que a la misma hora jugaba con Nigeria.
La Albiceleste hizo sus deberes pero los Príncipes Persas se quedaron en puro deseo frente al equipo Dragón.
La historia no pesó esta vez del lado de los iraníes, que en cinco encuentros pasados con los bosnios habían ganado cuatro partidos y empatado el otro.
Dzeko puso en ventaja a Bosnia a los 23 minutos con un remate a distancia que entró pegado a la cepa del vertical izquierdo sin dar opciones para la reacción a Haghighi.
El tanto del jugador del Manchester City pareció la respuesta contundente al seleccionador Safet Susic, que la víspera se planteó dejarle en el banquillo.
Pero aun así, Dzeko se fue debiendo fútbol y goles del Mundial que bien le hubieran venido al equipo del único país que debutaba en el torneo. Y cuando más presionaban los Príncipes Persas, Pjanic apareció para poner la guinda a los 59 minutos, aunque la posición del centrocampista del Roma al momento de rematar, muy justa, sugiere que estaba en fuera de lugar.
La intensidad del juego, dramático por la necesidad de Irán de ganar para alcanzar la clasificación a los octavos y el compromiso de los Dragones de no partir en blanco, trabó las acciones en los primeros minutos pero después, con el primer gol, se hizo de ida y vuelta.
Por estas mismas condiciones, un auténtico choque de trenes se produjo entre Susic y Besic en la mitad de la cancha, la zona donde se buscaba el control del balón.
Ambos centrocampistas quedaron regados por el césped, lo que provocó alarma en el banquillo del técnico Safet Susic. Con la ventaja de Bosnia, la réplica de Irán no se hizo esperar.
Masoud estrelló el balón en el horizontal. Los pupilos del portugués Carlos Queiroz mantuvieron el pie en el fondo del acelerador y a los 27 minutos Reza estrelló el brazuca, otra vez en el larguero ante el espanto de Begovic.
En la siguiente descolgada, el portero mostró temple al atravesarse a tiempo para neutralizar un avance, aunque la maniobra ya estaba viciada por fuera de lugar.
La superioridad bosnia desalentó a los iraníes hasta que a los 82 minutos apareció Ghoochannejad para estremecer la red.
Fue una ilusión de un minuto pues Vrsajevic apagó cualquier nuevo intento de rebelión y Bosnia, tarde comprendió que pudo haber acompañado en octavos a Argentina con más méritos que los reunidos hoy por Nigeria.