En el mítico Court Philippe‑Chatrier, la tarde del 8 de junio se convirtió en leyenda. Carlos Alcaraz, con apenas 22 años, firmó una de las gestas más memorables de la historia de Roland Garros al revalidar su título ante Jannik Sinner en un duelo para el recuerdo. Lo que comenzó como un día más de torneo terminó alargándose hasta convertirse en la final más larga en la Era Open: cinco horas y 29 minutos de tenis intenso, tacto fino, drama y una remontada que quedará para siempre en la memoria colectiva.
Por: Mónica Delgado.
Por: Mónica Delgado.